Ya no queda nada para las fiestas de Navidad y si este año eres de esos que aún no ha puesto el árbol deberías escoger uno natural. ¿Por qué? Pues para empezar es preferible el árbol de verdad al artificial, ya que éste último está fabricado a partir de plásticos y derivados del petróleo, que son más contaminantes.

Por otro lado, cuando el árbol es natural capta CO2 de la atmósfera en su crecimiento, almacena el carbono y devuelve oxígeno, por lo que el árbol natural ayuda a mitigar los efectos del cambio climático. Mientras que un árbol artificial, en el momento de su fabricación emite CO2.

Cuando te dirijas a comprar un árbol, asegúrate de que la planta ha pasado los correspondientes controles fitosanitarios, no vaya a ser que cuando ese árbol sea trasplantado al medio natural, pueda propagar una plaga. También es importante que el árbol esté plantado en un tiesto desde hace tiempo, ya que así tendrá más probabilidades de sobrevivir.

Con respecto a su mantenimiento:

-No pongas el árbol cerca de la calefacción.

-Abre las ventanas para que reciba aire y luz directa.

-Riégalo una o dos veces por semana.

-Cuidado con las luces que pongas en él, ya que pueden producirle daños

Después de las fiestas, ese árbol natural puede ser o bien trasplantado, o bien se convierte en compost tras ser triturado. Una vez pasadas las fiestas, los ayuntamientos suelen tener servicios de recogida. Los ejemplares más fuertes serán trasplantados en jardines y parques públicos, mientras que los que no sobrevivan serán triturados y convertidos en abono para nuevos árboles.