Ya hemos hablado en este blog sobre la obsolescencia programada, pero en esta ocasión queremos hablarte sobre los hábitos y tendencias de consumo de los españoles, concretamente la relación que tenemos con los smartphones y en querer adquirir constantemente el último grito en tecnología móvil. España es uno de los países con mayor número de teléfonos móviles por habitante y se sitúa en los puestos de cabeza de la lista de países cuyos habitantes renuevan sus smartphones con mayor frecuencia. Tanto es así que la vida media de un teléfono móvil en nuestro país ni siquiera alcanza los dos años, quedándose en unos 20 meses.

Cambiamos constantemente de móvil sin pararnos a reflexionar en que la fabricación de este tipo de dispositivo conlleva la emisión de elevadas cantidades de CO2, uno de los gases que mayor incidencia tienen en el calentamiento global. Según un estudio de la Universidad McMaster (Canadá), entre el 85 y el 95% de las emisiones de dióxido de carbono que genera cada teléfono móvil ocurren durante su fabricación y distribución.

Prolongar la vida útil de los smartphones contribuiría a minimizar la emisión de gases de efecto invernadero, ya que un móvil reutilizado sólo envía a la atmósfera entre un 5 y un 15% del total de CO2 que emitirá a lo largo de su vida útil.

Retrasar la renovación de un dispositivo que todavía funciona perfectamente y comprar móviles usados o reacondicionados son decisiones que, además de ahorrarnos dinero, contribuyen a mejorar la salud del planeta.

Las ventas de smartphones reacondicionados siguen aumentando a un ritmo notable, fundamentalmente por razones económicas. Según las encuestas, un 55% de los compradores manifiesta haber optado por teléfonos usados o reacondicionados por el ahorro que ello implica, ya que les permite afrontar la compra de terminales de alta gama a precios que pueden llegar a ser hasta un 70% inferiores a los del mismo terminal nuevo. De ahí que los móviles más caros sean también los que más se reacondicionan y reutilizan.

Por lo que tanto la reutilización como el reciclaje de los smartphones se erigen como dos medidas muy adecuadas para minimizar la emisión de dióxido de carbono, suponiendo un impulso para avanzar en la senda de la economía circular.