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España es el primer país europeo en priorizar la reutilización de aparatos electrónicos y eléctricos frente a su reciclaje. A partir del 2017, la normativa obliga a los fabricantes de tecnología a reacondicionar una parte de todos los dispositivos que se produzcan en el país.

El Gobierno se ha puesto como objetivo «la reutilización del 3 por ciento de los productos informáticos y pequeños electrodomésticos y, del 2 por ciento en el caso de grandes aparatos eléctricos para el próximo año».

Aunque a priori pueda parecer un pequeño porcentaje, esta cifra supone que España lidere el reacondicionamiento de productos tecnológicos frente al resto de países europeos. «La reutilización de aparatos tecnológicos se ha convertido hoy en día en la única alternativa frente a un sistema de reciclado ineficaz para reducir los niveles de basura electrónica», señala el CEO de Back Market, Thibaud de Larauze.

Hay que apuntar que el residuo electrónico es el que más crece actualmente en España, en torno a un 20 por ciento cada año. Para lograr reducir esta contaminación, el Gobierno ya introdujo cambios en la ley de tratamiento de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), para anteponer la reutilización de aparatos electrónicos frente a los procesos de reciclaje y así fomentar el consumo más eficiente de los aparatos tecnológicos, alargar su vida útil y frenar el crecimiento de la basura electrónica.

La nueva legislación supone un avance importante, aunque no es suficiente si no se persiguen las prácticas ilegales que convierten en deshechos, aparatos que podrían seguir utilizándose, o si no se crea una ley contra la obsolescencia programada, que castigue a los fabricantes que limitan la vida útil de sus productos de forma premeditada.