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Cuando uno vive en una ciudad cuenta con muchísimas facilidades a la hora de reciclar. Hay vallas exteriores desde las que se hace una llamada a la concienciación, hay folletos en los que se explica con claridad a qué contenedor debe de ir cada producto, hay contenedores para el reciclaje próximos a la población y puntos limpios en un radio cercano.

Pero en el entorno rural el paisaje no es el mismo, lo que significa que el esfuerzo es mayor. Sí que existe una red de contenedores para el reciclaje, pero puede que estén un poco alejados, por no hablar de los kilómetros existentes hasta el punto limpio más cercano.

La importancia de educar en materia de reciclaje en los puntos rurales es vital para que los espacios naturales sigan así de intactos, tratando que la presencia humana no altere la biodiversidad de nuestro entorno.

Durante demasiado tiempo el mundo rural (lo que viene significando un 85% de nuestro territorio) ha permanecido alejado de las campañas de sensibilización, por no hablar del resto de inversiones en materia de medio ambiente.

Preservar el entorno y cuidar el medio ambiente a través del reciclaje debe ser una prioridad ya sea en la ciudad o en el rural, por lo que la información, la sensibilización y la formación a la población no debería entender de en qué lugar vivan las personas.