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Tras llevar al contenedor tus envases, el ayuntamiento de tu ciudad, mediante los camiones adecuados, procederá a la recogida de los envases ligeros depositados en el contenedor amarillo para así transportarlos a una planta de reciclaje autorizada.

En España hay cerca de 100 plantas de selección, donde se separan los envases ligeros en 3 apartados: metales (acero y aluminio), plásticos (PET, PEAD, Film y Plástico Mezcla) y bricks. Cuando llega un camión a una planta de reciclaje en primer lugar tiene que pasar por la báscula y allí se encargan de dejar registrado: procedencia, matrícula, tipología de carga y peso del material.

Tras las comprobaciones rutinarias, el camión descarga el material en la planta, allí se realizará una primera revisión manual donde se retirarán los impropios más visibles. Tras pasar por varias máquinas con diferentes sistemas de cribado, todos los residuos quedarán separados correctamente.

Una vez separados los envases, éstos pasarán a su correspondiente silo. El material de rechazo se enviará a un vertedero y allí se transformará en combustible por un gestor externo. Mientras que el resto de materiales se lleva a una prensa con el objetivo de formar las balas de los diferentes materiales.

Al finalizar, estas balas prensadas se llevarán a las diferentes empresas de reciclaje especializadas. Allí, mediante un proceso de transformación es posible, entre otras cosas, convertir en una llanta de bicicleta lo que anteriormente fueron 80 latas de refresco.