Según las cifras presentadas por SOGAMA (Sociedad Galega do Medio Ambiente), desde el año 2009 en Galicia se han reciclado cerca de 85.000 toneladas de envases metálicos, la mayor parte era acero (más de 82.000 toneladas) y una mínima parte era aluminio (más de 2.500 toneladas).
En el caso del acero, 68.000 toneladas fueron seleccionadas de entre la basura en masa (bolsa negra) depositada por los ciudadanos en los contenedores verdes convencionales, y casi 14.000 toneladas procedían de los amarillos (bolsa amarilla), que deben acoger los envases de plástico, las latas y los briks.
Por otro lado, el aluminio, cerca de 2.000 toneladas fueron extraídas del residuo convencional, mientras que el resto, unas 700 toneladas, provienen del recipiente amarillo.
Los envases de acero y aluminio deben ser depositados por la población en el contenedor amarillo, pero aún siguen llegando a las instalaciones de Sogama mezclados con la basura genérica, procediendo la empresa pública a su selección automática. Una vez que estos materiales han sido segregados se envían a los centros de reciclado, allí los convierten en nuevos productos que son reincorporados al circuito comercial con una nueva vida.
Además, este tipo de residuo no tiene límites, ya que sus propiedades se mantienen íntegras independientemente del número de veces que se reciclen.
Tal y como ha informado Metal Packaging Europe, la organización que representa a los productores y proveedores de envases de metal rígido en toda Europa, en 2013 se reciclaron más de 3 millones de toneladas de envases de acero y aluminio, alcanzando una tasa de reciclado del 74,7%, la más alta conseguida hasta el momento. Concretamente, se reciclaron el 71,3% de las latas de aluminio y el 75,2% de los envases de acero, representando estas cifras un incremento del 1,1% respecto al año 2012.
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