Es un hecho que en las grandes urbes se vienen produciendo cortes de tráfico, así como restricciones en la velocidad, debido a los altos niveles de contaminación. La fomentación del uso de la bicicleta como transporte sostenible, ayudaría a paliar esta situación. Por otro lado, el uso de la bicicleta como medio de transporte alternativo al coche, además de contribuir a la disminución de los niveles de polución, también repercute de manera altamente positiva en la productividad de los trabajadores.
Hay que resaltar que el hecho de ir pedaleando a la oficina reduce hasta un 25% al absentismo laboral. Las causas podrían encontrarse en que el trabajador evita los atascos, con su consiguiente estrés, por lo que llega a su puesto de trabajo más relajado. Además, se producen muchas menos bajas, al hacer ejercicio de forma rutinaria las personas reducen el riesgo de sufrir enfermedades crónicas causadas, en gran medida, por la falta de movilidad.
Aprovechando que el 19 de abril es el Día Mundial de la Bicicleta, en España se podría estudiar la medida que ha implantado recientemente el Gobierno en Francia con gran éxito, fomentar el uso de la bicicleta entre los trabajadores pagándoles 0,25€ por cada kilómetro recorrido, medida con la que se ha pasado del 2% al 3,6% de usuarios que utilizan la bicicleta como medio de transporte para ir al trabajo.
En función de cada región funcionan mejor unos incentivos u otros. Así como en los países del norte de Europa existe una mayor conciencia hacia la sostenibilidad, en los países del Mediterráneo, el ahorro tiene más tirón a la hora de convencer a la población.
Otro incentivo muy interesante es el que ha propuesto JAE, una compañía asentada en Logroño, a sus trabajadores, que ha decidido dar 10 minutos diarios de vacaciones por cada día que sus empleados acudan a trabajar en un medio de transporte no propulsado por motor. En total, cada trabajador puede sumar al año una semana más de vacaciones sólo por ir al trabajo en bici o caminando.
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