Con frecuencia se habla de los gases de efecto invernadero, pero ¿qué son? Los gases de efecto invernadero son unos gases atmosféricos que absorben y emiten radiación dentro del rango infrarrojo. Este proceso es la fundamental causa del efecto invernadero. Los principales gases de este tipo que se encuentran en la atmósfera terrestre son el vapor de agua, el dióxido de carbono, el metano, el óxido de nitrógeno y el ozono.

Se estima que si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan al ritmo actual, la temperatura de la superficie terrestre podría exceder valores históricos en el año 2047, con efectos potencialmente dañinos en los ecosistemas, la biodiversidad y el subsistencia de personas en todo el mundo.

El efecto invernadero es un fenómeno natural, pero la alusión frecuente a él en relación con el calentamiento global hace creer a algunos que es en sí indeseable, y que se trata de una consecuencia reciente de la contaminación atmosférica. Hay que aclarar que el calentamiento se debe al aumento del efecto invernadero por encima de sus valores naturales, provocados por acción del hombre.

¿Qué provoca que este efecto invernadero se dispare por encima de sus valores naturales? El uso intensivo de combustibles fósiles en las actividades industriales y el transporte hace que se incremente sensiblemente la cantidad de óxidos de nitrógeno y dióxido de carbono emitidas a la atmósfera. Se estima que también el metano está aumentando su presencia por razones que tienen que ver con la actividad humana. Además, a este incremento de emisiones se suman otros problemas, como la deforestación, que han reducido la cantidad de dióxido de carbono retenida en materia orgánica, contribuyendo así indirectamente al aumento antropogénico del efecto invernadero.

Es un hecho que desde que nos levantamos por la mañana hasta que nos acostamos por la noche estamos generando gases de efecto invernadero. Nuestros hábitos de consumo, la alimentación, la energía, los modos de transporte que usamos, el tipo de vivienda donde habitamos, la gestión de nuestros residuos… Todo emite CO2. Dado el peligro ya constatado del cambio climático, la cuestión está en emitir menos y ser más responsables con el planeta.