La valorización energética de la fracción no reciclable es la solución menos mala a la gran frustración que supone en la actualidad el hecho de seguir depositando todavía en vertedero, a nivel mundial, 1.500 millones de toneladas de residuos que no han podido ser recuperados mediante su reutilización y reciclado.

Entre las ventajas que tiene la valorización energética encontramos:

  • Es la opción preferente a cualquier otro sistema de disposición final de los residuos, una vez agotada la capacidad de recuperar los materiales reciclables contenidos en los mismos.
  • Se trata del único sistema finalista capaz de poner en valor el residuo a través de su aprovechamiento energético.
  • Se erige como la solución estratégica y eficaz ante las grandes concentraciones de población en las ciudades, con un notable incremento en la producción de desechos y una alta demanda energética.
  • Se trata de una tecnología respetuosa con el medio ambiente y con un control exhaustivo de las emisiones, al contrario que el vertedero, siendo calificada como energía renovable hasta el 50%.
  • Se encuentra avalada como la tecnología más contrastada y fiable dentro de los tratamientos térmicos.

Por todo ello, la valorización energética debe desempeñar un papel fundamental en los modelos de gestión de residuos de cualquier país y ser introducida como alternativa al vertedero, constituyendo el último eslabón para la correcta gestión de los residuos en el marco de las tecnologías actualmente disponibles.