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El aluminio, por sus características, es un tipo de material que se puede reciclar indefinidamente sin que sus propiedades se vean alteradas. Por ello es importante concienciar al ciudadano para que realice una correcta separación a la hora de reciclar. En cifras, cada español consume de promedio unas 90 latas al año y genera aproximadamente en torno a unos 13 kilos de residuos de este tipo de envases.

El impacto ambiental y económico de utilizar aluminio primario se puede reducir en gran medida con el reciclado. El reciclaje del aluminio es muy agradecido, ya que se puede aprovechar el 100% del material. Además, la producción con aluminio reciclado genera sólo un 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Con respecto al aluminio reciclado, éste no disminuye de calidad, ya que el producto que se obtiene tiene las mismas propiedades que otro elaborado a partir del mineral original. Los residuos de este material se pueden aprovechar de manera indefinida. El aluminio recuperado, una vez seleccionado y prensado, se funde y, con él, se fabrican nuevos lingotes de aluminio que se utilizan para cualquier aplicación.

Por otro lado, desde el punto de vista económico, el reciclado es un proceso rentable porque el aluminio es un metal valioso: las latas de bebidas usadas recogidas alcanzan un valor en el mercado de más de 0,6 euros el kilo.

En Europa, el aluminio alcanza tasas de reciclado muy altas que oscilan entre el 50% en envases, el 85% en construcción y el 95% en transporte. Los europeos consumen más de 400.000 toneladas de latas. Suecia, con el 92% y Suiza, con el 88%, son los países que más reciclan en Europa. España se sitúa también por encima de la media: dos de cada tres latas de bebidas son recicladas.

La crisis económica ha afectado al reciclaje de aluminio en nuestro país. La menor demanda y, sobre todo, la fuerte bajada de precios se ha traducido en un menor consumo y una disminución en la cantidad de material recuperado, a pesar de ello la tasa de reciclado va en aumento.