Actualmente, la manera que tenemos de producir y consumir hace que nuestro planeta obtenga como resultado graves consecuencias. El sistema actual consiste en producir, usar durante algunos días o, a veces, incluso minutos, y tirar a la basura. Esto se traduce en que consumimos por encima de nuestras posibilidades y necesidades reales y dejamos una enorme huella detrás. 

Para tratar de ponerle solución, en junio España presentó su “Estrategia de Economía Circular”, una hoja de ruta con el 2030 como fecha límite para lograr sus objetivos. Te contamos qué implica para productores y consumidores.

Esta estrategia tiene como objetivo cambiar el planteamiento de la economía, la sociedad y la relación con el medio ambiente. En definitiva, sienta las bases para transitar de un modelo lineal (comprar-usar-tirar) a otro circular, en el que los recursos, los materiales y los productos se mantengan en la economía el mayor tiempo posible y en el que se reduzcan los residuos al mínimo. 

Dentro de este plan de acción se han establecido una serie de objetivos para alcanzar una economía circular en el año 2030 que hoy te presentamos: 

  • Reducir en un 30 % el consumo nacional de materiales en relación con el PIB (Producto Interior Bruto), tomando como año de referencia el 2010.
  • Incrementar la reutilización y preparación para la reutilización hasta llegar al de los residuos 10 % municipales generados.
  • Reducir la generación de residuos un 15 % respecto de lo generado en 2010.
  • Disminuir la emisión de gases de efecto invernadero por debajo de los 10 millones de toneladas de CO2 equivalente.
  • Mejorar un 10 % la eficiencia en el uso del agua.
  • Reducir la generación de residuos de alimentos en toda la cadena alimentaria 50 % de reducción per cápita en el hogar y consumo minorista y un 20 % en las cadenas de producción y suministro a partir del año 2020.

El abusivo modelo lineal se agrava, además, por unos hábitos de consumo desmedidos, como el de ropa o el de aquellos productos que sustituimos por otros antes de que dejen de funcionar o agoten su ciclo de vida útil. Por tanto, el papel de los consumidores es esencial en esta transición hacia un modelo circular, en el que se priorice la reutilización y el aprovechamiento de recursos.