La denominada ansiedad climática hace referencia a la preocupación, la frustración, el dolor e incluso la ira asociados a la realidad de la crisis climática y al constante fracaso de los gobiernos a la hora de actuar con la urgencia que requiere.

Estos sentimientos surgen como una respuesta a la crisis climática, la destrucción del mundo natural y a la inacción política. Esta ansiedad climática la sienten personas de todas las edades y en todas partes las partes del globo. Estudios recientes muestran que en la mayoría de los países la ansiedad relacionada con la crisis planetaria es muy alta.

No obstante, se trata de un concepto que no reconoce la comunidad científica, al menos aún. La referencia mundial en la materia, el Manual Estadístico de Diagnóstico de Trastornos Mentales de la Sociedad Estadounidense de Psiquiatría, no recoge ningún diagnóstico para la “ecoansiedad”. Ahora bien, un informe de 2017 de la Asociación Psicológica de Estados Unidos, la definió como “un miedo crónico a la destrucción medioambiental”.

Oskar Pineño, doctor en Psicología de la Universidad Hofstra de Nueva York, e interesado en los temas ambientales, señala que “el término ecoansiedad desafortunadamente sigue siendo un fenómeno marginal asociado con la nueva generación. Sin embargo, ansiedad es ansiedad, independientemente del evento que la genera. Una vez se evoca una respuesta de ansiedad, se siente igual”.

Pero, ¿cómo se puede hacer frente a este fenómeno?

-Realiza todas las acciones que contribuyan a la mejora del planeta que estén en tu mano, como la aplicación de las tres R´s.

-No te sientas avergonzado o agobiado, piensa que cada acción que hagas, por pequeña que sea, cuenta.

-Trabaja con otras personas para conseguir más resultados y para sentir que no estás solo, sino arropado por una comunidad.

-Propón soluciones reales, locales y comunitarias, para hacer lo que esté en tu mano.