Aunque hay que ser cautelosos porque se trata de una recuperación aún frágil, que se da en un contexto de incertidumbre, lo cierto es que entre los seis grandes productores de papel de la UE, España es el que más crece en 2015.

Con 71 fábricas de papel y 10 de celulosa, el sector da empleo directo a 16.320 personas, a las que hay que añadir 85.000 empleos indirectos. El empleo se mantuvo prácticamente estable en 2015.

El ejercicio 2015 es el del inicio de la recuperación del sector, que ve por fin crecer la producción papelera. El 2,6% de incremento en la producción de papel está aún muy por debajo del 5,6% de crecimiento del mercado interior, que ha tenido que ser cubierto con la importación. Las exportaciones de papel retroceden por la pérdida de competitividad derivada de la reforma energética y disminuyeron en 2015 el 4,1%, según datos de ASPAPEL.

Enrique Isidro, el presidente de ASPAPEL, ha explicado que “El reto fundamental ahora es la consolidación de esta incipiente y aún frágil recuperación. Para ello es necesario mejorar las condiciones de competitividad, crear un caldo de cultivo en el que pueda desarrollarse la actividad industrial. Y eso pasa por un precio competitivo de la energía para la industria, el desarrollo de infraestructuras y una regulación que permita mejorar la logística y el transporte, la defensa de los intereses de la industria española y europea en el marco de la política comercial de la UE y el estímulo a la I+D+i”.

Los papeles especiales (15,3%) y los higiénicos y sanitarios (9,2%) han sido los de mayor crecimiento en 2015. Los papeles para usos gráficos (prensa e impresión y escritura) iniciaron la recuperación en el segundo trimestre de 2015 y en el cómputo global del año registran todavía números rojos con un descenso de la producción del 1,6%.

Finalmente, los papeles para envases y embalajes están encontrando en el auge del comercio electrónico una importante palanca de crecimiento. Más de la mitad de la producción de papel en España se concentra en papeles de embalajes.

Con respecto a la celulosa, se ha producido un severo ajuste de capacidad con el cierre de una planta a finales del año anterior, que supuso el descenso de la producción en 2015 de casi un 12%. Sin embargo, la producción de celulosa integrada, la producida para autoconsumo, se incrementó el 0,8%.