Las abejas son uno de los animales más esenciales del planeta Tierra, especialmente para la ecología y sostenibilidad. A pesar de su pequeño tamaño, se encargan de actividades cruciales para la vida en nuestro planeta, como la producción de alimentos (como miel, jalea o propóleo) y materiales (cera de abeja), la polinización de las plantas, el control de enfermedades y la presencia de organismos en las cosechas.

Estas funciones, además, están en consonancia y resultan de gran ayuda en la consecución de varios ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), propuestos por la ONU. Por ejemplo, son fundamentales para la erradicación del hambre (Objetivo 2), la lucha contra el cambio climático (Objetivo 13) y la protección de la biodiversidad (Objetivo 15). Aún más, el veneno producido por las abejas tiene propiedades que ayudan en el tratamiento de más de 500 enfermedades, lo que contribuye a la salud y el bienestar humano (Objetivo 3).

La polinización es una de las funciones más importantes de las abejas, pues, al posarse en las flores o plantas en busca de néctar y polen, transportan el polen de una flor a otra favoreciendo el desarrollo, conservación y expansión de la flora. Esto, a su vez, incrementa la producción de oxígeno y ayuda a mantener la biodiversidad. Por otro lado, algunas también transportan hongos que, sin influir en ellas o en la planta, acaban de manera orgánica con plagas en los cultivos, mejorando consecuentemente la calidad y la durabilidad de los mismos.

Otro aspecto fundamental es la capacidad de las abejas para reciclar ciertos materiales. Algunas especies de abejas han sido observadas reusando plásticos para hacer colmenas o nidos, así como para la producción de miel y otros derivados. Sin embargo, aunque esta competencia resulta interesante, es relevante recordar que estas adaptaciones se han dado de forma antrópica; es decir, a causa del ser humano.

A pesar de su importancia, la población mundial de abejas sigue en peligro debido a diversos factores, como el uso de pesticidas, la pérdida de hábitats y la contaminación. Aunque la conciencia y el foco mediático sobre ellas han ayudado a la estabilización y recuperación de algunas especies, como las abejas de la miel, es vital que sigamos trabajando juntos para proteger y garantizar su supervivencia a largo plazo.